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jueves, 9 de agosto de 2012

SEGUNDA PARTE: LA PAZ SOSTENIBLE

El señor mayor que se sienta en el parque mira al vacío, en ocasiones se distrae buscando algo en los elementos de la naturaleza que le recuerden quien fue, pero no llega a percibir mas que silencio. Le observo por que disfruto observando a la gente mayor, quizá sea por que en cierto sentido me recuerden a mi, en sus quejas, dudas, incertidumbres...
repentinamente otra señora mayor se sienta a mi lado.
-¿ Tiene hora joven? - Me pregunta
Nunca he entendido la obsesión que tiene la gente por el tiempo, a ese algo al que todos damos excesiva importancia, relativo al espacio y a la velocidad, y me extraña mas aun en la senectud cuando se supone que en esa etapa de nuestras vidas no existe cabida para la preocupación por el tiempo.
-Son las siete y nueve minutos- respondí yo intentando dar la hora lo mas exacta posible.
Nadie es perfecto, es un dicho popular que utilizamos para limpiar o al menos para mitigar nuestros mas imperdonables errores, francamente yo lo utilizo muy a menudo, no por que considere que soy una mala persona, ni siquiera por que crea que cometo muchos errores, lo hago simplemente para acallar esa voz interior que les hablaba y no saben cuanto me ayuda.
La señora que me acaba de preguntar la hora parece inquieta, como si temiera algo, no deja de menear los pies hacia detrás y hacia delante, como una posesa, me molesta mucho ya que ambos compartimos el mismo banco y el banco de tea viejo y errático no deja de moverse al unisono debajo de mi trasero, por tanto, compartimos una inquietud ambos, la mía es su preocupación y la suya quizá intuyo sea la falta de valor al comunicar algo que la inquieta, ya esta me armo de valor y le pregunto:
-¿ le ocurre algo?
ella sonríe levemente sin dejar de menear los pies
no hay duda de que a esta señora le ocurre algo, ahora me intriga su actitud, su concentración en el paño de punto que teje con abnegación, su sonrisa cargada de tristeza y locura al mismo tiempo, ademas de ese vicio que tiene que me desespera.
vuelvo a escuchar la voz de nuevo-cretino me dice, pero pronto se dispersa se hace mas débil.
-Te están esperando, me dice sin dejar de tejer atropelladamente.
La señora se digna a hablar para espetarme una frase atronadora a la par que absurda, mínima e inquietante, no se si e oído bien o es que acaso soy victima de algún maleficio que me hace oir cosas apabullantes.
-¿Quien me espera?-Vuelvo a dirigirme a ella para interrogarla.
-Tu sabes quienes son los que van a visitarte cada noche cuando duermes, ellos los que te sujetan te aprisionan contra el suelo y se tiran sobre ti hasta que casi no puedas respirar, tus amigos, ( ríe)

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